Valentina Milluzzo ingresó en un hospital de Catania (Italia) el 29 de septiembre. Su embarazo de 19 semanas se acababa de complicar y había entrado en un parto prematuro que los médicos consiguieron controlar en su momento. Sin embargo, dos semanas después murió en la UCI de ese mismo hospital. Ahora, la fiscalía italiana ha iniciado una investigación para aclarar su muerte después de que la familia de la mujer denunciara al hospital por negligencia médica al haberse negado a practicarle el aborto.
Cuando Milluzzo ingresó en el hospital, estaba embarazada de gemelos después de haberse sometido a un tratamiento de fertilidad. Después de tratar las complicaciones, la paciente estuvo en una condición estable hasta el 15 de octubre cuando, de pronto, su presión arterial y su temperatura bajaron y se empezó a encontrar mal. Después de examinarla, se descubrió que uno de los fetos sufría problemas respiratorios. Según el abogado de la familia, en el hospital se negaron a abortar los fetos, a pesar de que la vida de la madre se encontraba en peligro.
La familia sostiene que el ginecólogo que la atendió le dijo: “Mientras esté vivo, no voy a intervenir”. El feto murió horas más tarde, la condición de la madre empeoró, contrajo una infección y ya trasladada a la UCI, murió el 16 de octubre. La familia de Milluzzo asegura que su muerte se podría haber evitado si el médico que la atendió no se hubiera negado a practicar el aborto alegando que era un objetor de conciencia respecto a esta práctica.
Según unas estadísticas recabadas por el Gobierno italiano en 2013, el 70% de los ginecólogos italianos se niegan a realizar abortos a pesar de que la práctica es legal, durante las primeras 12 semanas, desde 1978. Ahora solo queda esperar los resultados de la investigación para saber si todo fue un trágico incidente o un caso de violencia obstétrica que ha acabado en muerte.